La pintura nos pregunta sobre nuestro envejecimiento y
nuestra muerte cercana. El artista, visto desde atrás, se contempla en un
pequeño espejo y el reflejo revela una cara más vieja de lo esperado, una cara
"madura" con rasgos marcados. Las aves rapaces, diurnas y nocturnas,
imponen su presencia sobre un fondo gris plateado lechoso: estamos entre el día
y la noche, entre la vida y la muerte. ¿La lechuza que descansa sobre la cabeza
del pintor simboliza la pureza del alma? En cuanto al buitre que mira y roza el
hombro del artista, parece un guardián del reino de los muertos.