Asistimos a la lucha definitiva: la de los últimos humanos
que no han roto el vínculo con la tierra nutritiva y sus hermanos animales
contra los que han optado por tomarse por dioses, los que han negado su parte
animal desde hace mucho tiempo. Al inicio de la pintura, vemos entrar el
instrumento de la deforestación: un monstruo de metal amarillo lanzado a ciegas
por los secuaces del progreso exterminador.
A medida que la selva amazónica retrocede en campos de
fútbol por minuto, continuamos con nuestras vidas haciendo nuestro mejor
esfuerzo para no prestar atención a esta tranquila cuenta regresiva. Tic Tac
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