Con su camisa blanca abierta como el escote de un filósofo
célebre, su boca sensual, y sus finos rasgos ocultos bajo una barba de pocos
días, el sujeto es un hombre dotado para la seducción. Su peinado erguido y
solar corona un rostro iluminado con una mirada verde ardiente.
Varios tótems de animales acompañan al enigmático personaje:
el zorro aparece como un astuto doble, ofreciendo grandes poderes de
observación y adaptación para una acción rápida; la ardilla evoca agilidad,
sociabilidad o incluso previsión; finalmente, el arrendajo sugiere la capacidad
de ver identidades verdaderas a través de máscaras y de usar el poder
correctamente.
El retrato de un hombre firmemente anclado en el inicio del
siglo XXI.