Tres mujeres jóvenes usan el cuerpo de un viejo elefante
como un aparato para girar mejor ante nuestros ojos.
Más allá de su carácter surrealista, que es obvio para
nosotros a primera vista, una segunda lectura más oscura del trabajo revela una
humanidad inútil que no se preocupa por los paquidermos que se convierten al
anochecer.
El viejo elefante va a su cementerio mientras que para él el
sol se pone por última vez.